Hao se preparó para
ir a su pueblo natal, solo se llevó un caballo, el pergamino con los nombres de
aquellos que pensaban traicionar al
emperador, su identificación y un poco
de dinero. El viaje era algo largo al respecto, pues donde vivía era alejado de
la ciudad principal siendo uno de los suburbios más pobres de todo Japón.
Comprendía por qué deseaban revocar el gobierno pero no defendería aquellos que le dieron la espalda
cuando más lo necesitaba, quizás si no hubiera sido por ese monje que llegó por
casualidad a su ciudad, el seguiría en
la misma miseria, pero el destino lo había querido así, escalar poco a poco hasta llegar a la
capital, un mundo distinto al resto del
país.
El paisaje lleno de
la civilización, donde la gente tenía vestimentas caras como hijos de una
divinidad avara, fue cambiando al recorrer su camino, siendo llevado a
un hermoso lugar de ensueño, donde la
vida siendo lo más bello de todo el
entorno, aquel paisaje verde, animales por todas partes, si, era el lugar
perfecto para los de su especie, para
él. Pero al transcurrir y entrar a las
ciudades la decadencia era vista poco a
poco, de pasar a una ciudad llena de lujos,
se mostraba una más modesta sin
ropa tan elegante pero con una vida acomodada en el trabajo y en el
hogar, así el paisaje cambiaba de hermosas vistas mostrando la grandeza de la madre naturaleza
y la deterioración de los pueblos cada
vez mostrándose más pobres que otros, así fue como llegó al lugar donde él
provenía, su primer hogar.
- –Bueno es momento – dio un lánguido suspiro, realmente ese lugar
le traía tan malos recuerdos.
Entonces comenzó a
ver entre la ciudad para buscar a los hombres que tanto buscaban resolver el problema económico de su hogar,
el no parecía pertenecer ya ahí.
–¿Usted
no parece de la ciudad?– una mujer
anciana sonrió amablemente – “malditos aristócratas”- escucho en la mente de ella.
–¿Cuál es
el precio de ese ropaje?–apuntó al más
desgastado de todos ellos.
–“Parece
rico, le daré un precio elevado” – pensó la anciana – son cinco Man´nen Tsuho[11] – sonrió amablemente.
– Gracias
– suspiro lánguidamente, sacó una de las pequeñas bolsitas que traía
consigo y sin contarlas se lo dio todo a
aquella anciana lo cual era notorio la necesidad de ella ante el dinero.
–A usted
– le miro complacida, le entregó el
ropaje – “por lo menos ha devuelto lo que se ha robado” - pensó al ver que era mucho más de lo que
había solicitado.
En ese momento se retiró lejos de toda civilización para
cambiarse, dejo su vestimenta pulcra colgada en algún árbol, poco le importaba
si algún viajero pasaba por ellas, en sus mangas guardaba el pergamino dado por
el rey y la dos pequeñas bolsas de dinero que le quedaban. Lo comenzó a pensar bastante, podía llegar y dar dinero
a algún hostal para samuráis, pero sería extraño que un samurái tuviera tanto dinero y viniera justo en ese momento, por lo que
opto por vivir como lo hacía en su niñez, en las calles, solo sería por unos
días, inclusive menos, pues él tenía una
facilidad que cualquier otro espía, su mente era contaminada por los
pensamientos de los demás.
Por lo que para descansar, esta vez no podía encerrarse,
sino, vivir lejos de toda civilización,
fue así que al ir a comprar cualquier alimento sin mostrar mucho su cara, algunos lo confundían con un bandido
fugitivo por la ropa desastrosa que traía puesta, además de solo dedicarse a
comprar alimentos.
Fue en el segundo día que lo
detectó “Hoy en la pequeña colina
del norte” fue de esa manera que él se
acercó al lugar y se quedó esperando por
un momento, no convivía con nadie, no había persona que le dirigiera la
palabra, nadie sospecharía de un tipo con harapos como traje, era una forma
perfecta de camuflarse y entrar poder
perderse ante la multitud.
La gente comenzó a
llegar, para luego mostrarse un hombre de edad media, su ropa desgastada, una
mirada cansada, su cara totalmente sucia
y unos pensamientos tan desanimados y llenos de odio hacia el actual emperador.
- –Yo Gendou Torikawa propongo que en los tres días
restantes vayamos y tomemos la capital de la “tranquilidad” – aquella última
palabra lo dijo con gran sarcasmo – no podemos seguir así, nosotros trabajamos
duro mientras ellos se dan la gran vida, se dicen llamar “buena gente”
cuando lo único noble en su vida han
sido sus títulos – a horda de gente está a favor de aquel hombre, en su mente
sólo permanecía el odio hacia la clase aristócrata – se dice que el emperador
es descendiente divino, pero se vale de sus vasallos para torturarnos, otros
humanos, él no es más que uno de
nosotros – gritó con gran euforia –
vayamos sin temor querido pueblo - levantó la mano como si ya tuviesen la
victoria ganada.
- –Pero y si viene el castigo -
fue interrumpido –“divino”- pensó con
temor –“seguro la diosa Amaterasu[8] nos castigara por ir
contra su descendencia” – su miedo era
aún más grande.
- –No hay
castigo divino de la mano de
quien también es humano - Gendou hablo
con tranquilidad, por sus pensamientos él igualmente tenía miedo.
- –Cierto, cierto – mencionó otro sujeto al respecto
– inclusive los monjes son unos charlatanes – afirmó con sus ideales.
Fue en ese mismo momento que las instrucciones del emperador
debían ser efectuados, pero algo parecía detener a Hao, había familias
enteras, niños con sus madres, inclusive pequeños, todos ellos
querían luchar por un bien común, pero los recuerdos volvieron a inundar su mente, esa misma gente fue
quien condenó a su madre sin remordimiento alguno.
Se alejó del lugar para no ser visto, llamo a uno de sus Oni[10] quien apareció rápidamente,
el plan comenzaba en ese mismo instante, primero tendría que ver una masacre para luego seguir ese espiritu
atormentando el lugar, destruyendo hogares para suplicar al emperador que les perdone el deseo de poder comer decentemente al día siguiente.
Las instrucciones habían sido dadas, el Oni[10]
fue directamente hacia Gendou, nadie
podía verlo, solo podían visualizar el cuerpo de aquel hombre agonizando por la
falta de aire al ser apretado por la mano de aquel gran Oni[10], su cabeza fue cortada
y la gente salió despavorida.
El Oni[10] seguía las instrucciones al pie de la letra.
Mataría solo a siete personas para luego
solo destrozar los hogares y
establecimientos de las personas, todo como un
castigo divino que sirviera como
escarmiento a todos los demás de las naciones.
Hao se disponía a irse pero el llanto rápidamente se hizo
presente, niños asustados ante tan atroz
acto, el joven Asakura no podía mirar hacia atrás ni dejarse llevar, se retiró del lugar no sin
antes derramar una única y preciada lágrima al recordar las palabras de su
madre.
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Glosario:
[8] Amaterasu: Diosa del
sol, es el dios más importante del
sintoísmo, se considera que el nieto de esta diosa fue el primer emperador de Japón.
[10] Oni: Se traduce como
demonio, pero también es considerado
como un Ogro, depende de la obra en cuestión
en la que aparezca.
[11] Man´nen Tsuho: Un tipo
de moneda usada en la época Heian, el
valor real de la moneda no tengo
datos concretos, pero aquí es manejado con un valor alto a las demás monedas.
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