28 oct 2018

Pétalos de cerezo en flor Capítulo 4: Complice de lo peor


Hao  se preparó para ir  a su pueblo natal,  solo se llevó un  caballo, el pergamino con los nombres de aquellos que pensaban  traicionar al emperador, su identificación  y un poco de dinero. El viaje era algo largo al respecto, pues donde vivía era alejado de la ciudad principal  siendo uno  de los suburbios más pobres de todo Japón. 

Comprendía por qué deseaban revocar el gobierno pero no  defendería aquellos que le dieron la espalda cuando más lo necesitaba, quizás si no hubiera sido por ese monje que llegó por casualidad a su ciudad, el  seguiría en la misma miseria, pero el destino lo había querido así,  escalar poco a poco hasta llegar a la capital,  un mundo distinto al resto del país.

El paisaje lleno  de la civilización, donde la gente tenía vestimentas caras como hijos de una divinidad avara,  fue cambiando al recorrer  su  camino, siendo llevado a un hermoso lugar de ensueño,  donde la vida siendo lo más bello de todo el  entorno, aquel paisaje verde, animales por todas partes, si, era el lugar perfecto para los de su  especie, para él.  Pero al transcurrir y entrar a las ciudades la decadencia era vista poco  a poco, de pasar a una ciudad llena de lujos,  se mostraba una más modesta sin  ropa tan elegante pero con una vida acomodada en el trabajo y en el hogar, así el paisaje cambiaba de hermosas vistas  mostrando la grandeza de la madre naturaleza y la deterioración  de los pueblos cada vez mostrándose más pobres que otros, así fue como llegó al lugar donde él provenía, su primer hogar.

-          Bueno es momento  dio un lánguido suspiro, realmente ese lugar le traía tan malos recuerdos.

Entonces comenzó  a ver entre la ciudad para buscar a los hombres que tanto buscaban  resolver el problema económico de su hogar, el no parecía pertenecer ya ahí.

¿Usted no parece de la ciudad?  una mujer anciana sonrió amablemente – “malditos aristócratas”- escucho en  la mente de ella.

¿Cuál es el  precio de ese ropaje?apuntó al más desgastado de todos ellos.

“Parece rico, le daré un precio elevado” – pensó la anciana    son cinco Man´nen Tsuho[11] – sonrió  amablemente.

 Gracias – suspiro lánguidamente, sacó una de las pequeñas bolsitas que traía consigo  y sin contarlas se lo dio todo a aquella anciana lo cual era notorio la necesidad de ella ante el dinero.

A usted – le miro complacida, le entregó el  ropaje – “por lo menos ha devuelto lo que se ha robado” -  pensó al ver que era mucho más de lo que había solicitado.

En ese momento se retiró lejos de toda civilización para cambiarse, dejo su vestimenta pulcra colgada en algún árbol, poco le importaba si algún viajero pasaba por ellas, en sus mangas guardaba el pergamino dado por el rey y la dos pequeñas bolsas de dinero que le quedaban. Lo comenzó  a pensar bastante, podía llegar y dar dinero a algún hostal para samuráis, pero sería extraño que un  samurái tuviera tanto dinero  y viniera justo en ese momento, por lo que opto por vivir como lo hacía en su niñez, en las calles, solo sería por unos días, inclusive menos, pues él  tenía una facilidad que cualquier otro espía, su mente era contaminada por los pensamientos de los demás.

Por lo que para descansar, esta vez no podía encerrarse, sino,  vivir lejos de toda civilización, fue así que al ir a comprar cualquier alimento sin mostrar mucho su  cara, algunos lo confundían con un bandido fugitivo por la ropa desastrosa que traía puesta, además de solo dedicarse a comprar alimentos.

Fue en el segundo día que lo  detectó “Hoy en la  pequeña colina del norte”  fue de esa manera que  él  se acercó  al lugar y se quedó esperando por un momento,  no convivía con  nadie, no había persona que le dirigiera la palabra, nadie sospecharía de un tipo con harapos como traje, era una forma perfecta de  camuflarse y entrar poder perderse ante la multitud.

La gente comenzó  a llegar, para luego mostrarse un hombre de edad media, su ropa desgastada, una mirada cansada, su  cara totalmente sucia y unos pensamientos tan desanimados y llenos de odio hacia el actual emperador.

-          Yo Gendou Torikawa propongo que en los tres días restantes vayamos y tomemos la capital de la “tranquilidad” – aquella última palabra lo dijo con gran sarcasmo – no podemos seguir así, nosotros trabajamos duro mientras ellos se dan la gran vida, se dicen llamar “buena gente” cuando  lo único noble en su vida han sido sus títulos – a horda de gente está a favor de aquel hombre, en su mente sólo permanecía el odio hacia la clase aristócrata – se dice que el emperador es descendiente divino, pero se vale de sus vasallos para torturarnos, otros humanos, él no  es más que uno de nosotros – gritó con  gran euforia – vayamos sin temor  querido pueblo -  levantó la mano como si ya tuviesen la victoria ganada.

-          Pero y si viene el  castigo -  fue interrumpido –“divino”- pensó con  temor –“seguro la diosa Amaterasu[8] nos castigara por ir contra su  descendencia” – su miedo era aún más grande.

-         No hay  castigo divino  de la mano de quien también es humano -  Gendou hablo con tranquilidad, por sus pensamientos él igualmente tenía miedo.

-         Cierto, cierto – mencionó otro sujeto al respecto – inclusive los monjes son unos charlatanes   afirmó con sus ideales.

Fue en ese mismo momento que las instrucciones del emperador debían ser efectuados, pero algo parecía detener a Hao, había familias enteras,  niños con  sus madres, inclusive pequeños, todos ellos querían luchar por un bien común, pero los recuerdos volvieron  a inundar su mente, esa misma gente fue quien  condenó a su madre sin  remordimiento alguno.

Se alejó del lugar para no ser visto, llamo a uno  de sus Oni[10] quien apareció rápidamente, el plan comenzaba en ese mismo instante, primero tendría que ver  una masacre para luego seguir ese espiritu atormentando el lugar, destruyendo hogares para suplicar al emperador  que les perdone el deseo de poder comer  decentemente al día siguiente.

Las instrucciones habían sido dadas, el Oni[10] fue directamente hacia Gendou,  nadie podía verlo, solo podían visualizar el cuerpo de aquel hombre agonizando por la falta de aire al ser apretado por la mano de aquel  gran Oni[10], su cabeza fue cortada y la gente salió despavorida.

El Oni[10]   seguía las instrucciones al pie de la letra. Mataría solo a siete personas para luego  solo  destrozar los hogares y establecimientos de las personas, todo como un  castigo divino que sirviera como  escarmiento a todos los demás de las naciones.

Hao se disponía a irse pero el llanto rápidamente se hizo presente,  niños asustados ante tan atroz acto, el joven Asakura no podía mirar hacia atrás ni  dejarse llevar, se retiró del lugar no sin antes derramar una única y preciada lágrima al recordar las palabras de su madre.
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Glosario:
[8] Amaterasu: Diosa del sol,  es el dios más importante del sintoísmo, se considera que el nieto de esta diosa fue el primer emperador de Japón.

[10] Oni: Se traduce como demonio, pero también es  considerado como un Ogro, depende de la obra en cuestión  en la que aparezca.
[11] Man´nen Tsuho: Un tipo  de moneda usada en la época Heian, el  valor real  de la moneda no tengo datos concretos, pero aquí es manejado con un valor alto a las demás monedas.
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