Existen momentos en que la felicidad parece llegar a uno cuando menos se lo espera, para luego darse cuenta que al final uno está destinado a la desdicha eterna.
Recuerdo
perfectamente cuando vi aquella hermosa joven llamada Ishihara Michiko quien
era ligeramente menor que yo. Aquella mujer que al igual que yo tenía una
pasión por la literatura, rápidamente congeniamos, llegue a pensar que por fin
podía encontrar la felicidad a su lado.
Aun
abatido por lo mal que me iba al intentar ganar un premio literario, ella no
dejaba que desistiera en mis sueños "Tus escritos llenos de sentimiento
traspasaran el alma de los jóvenes" era lo que siempre me repetía mientras
tocaba mi espalda como si de una madre consolando a su hijo se tratase.
Kawabata
lo había dejado en claro en sus cartas, mi vida pasada como una cruz que
debemos cargar destruía mis sueños de poder darme a conocer como escritor. Pues
mi vida turbia en mis ayeres estaban siendo los obstáculos de mi presente. No
podía seguir así, no quería defraudar a mi esposa quien siempre me ayudaba a
seguir adelante.
Solo
necesitaba ganar una sola vez el premio de literatura Akutagawa pero ese
terrible pasado estaba atormentándome, como un monstruo que me seguía
lentamente hasta encontrarme, recordándome quien era realmente.
Con el
tiempo forme una familia, mis hijos quienes eran todo para mi me traían la
felicidad que opacaba mi oscuro pasado, aun así mis sueños de poner mi nombre
en alto y enorgullecer tanto a mis padres como a mi esposa se estaban yendo
hacia abajo.
Aun así
llegué a pensar en algún momento que no importaba si mis sueños no se
realizaban, pues ese ser, quien era yo realmente no me permitiría tocar la
gloria de alcanzar mis anhelos, ahora tenía una familia, aquella que me hacía curvar
mis labios con gran sinceridad.
Lo que
no había tenido de pequeño, ahora estaba yo como el padre, debía disfrutar de
ello, pero la idiotez humana es grande y el alcohol como gran acompañante era
algo que no podía dejar del todo en el pasado. Aun así la felicidad parecía
haber tocado mi puerta y con ella una vida que se podría decir plena.
Pero
nada es eterno y la felicidad para los desdichados como yo no existe ni en la
conciencia de aquel Dios a quien tanto le temía. La segunda guerra mundial
había sido una prueba de la veracidad de mi persona, nuestro hogar había sido
quemado dos veces por las bombas estadounidenses, aun así seguíamos vivos, aun
así podía disfrutar de las sonrisas de mi querida Michiko y las sonrisas
inocentes de mis hijos.
Aun
pasado dicha adversidad con tal facilidad a pesar de que nuestra economía no
era la mejor, seguían aquellas criaturas inocentes sonriendo hacia su padre
como si el mundo me diera una oportunidad de renacer, de ser digno para la
familia que había formado a pesar de haber abandonado a la anterior.
Poco
después la realidad como un golpe bajo llegó hacia mí, contraje tuberculosis.
Cansado y devastado, no había nada que hacer realmente, no deseaba que mis
hijos y mi esposa tuvieran que ver a una persona tan desdichada, terminará
haciéndoles llorar tras una partida cansada y dolorosa. Solo pude refugiarme en
el alcohol y la morfina.
¾
No
debería beber tanto – aquella voz femenina llamo mi atención.
¾
¿A
caso le importaría acompañarme? - estaba tan ebrio que no distinguía quien era
realmente.
¾
¿Qué
problemas le acontecen? – ella llego a sentarse a mi lado.
¾
Son
cosas que no le incumben en lo absoluto - voltee a verle - ¿desea una copa? –
aquella joven tenía un aire a mi esposa.
¾
No
gracias – terminaba por alejarse del lugar.
¾
Usted
tiene un gran parecido a mi esposa – atine a decir sin rechistar.
¾
¿A
si? – ella se sentó de nuevo a su lado - ¿entonces tiene problemas maritales? –
rió por lo bajo aquella dama.
¾
Algo
así - dude ante mi respuesta.
¾
¿Cuál
es su nombre? – la joven comenzó a sentirse interesada.
¾
Shuuji
Tsushima ¿y el de usted?- le ofreció una copa.
¾
Tomie
Yamazaki– atino a decir aquella dama - ¿Cómo se llama su esposa?- ella comenzó
a tener curiosidad.
¾
Michiko,
ese es su nombre - termine sonriendo sin saber si era por recordar a la mujer
que había hecho feliz o por lo ebrio que ya estaba.
¾
Ya
veo - la joven se acercó más a mí- ¿En que nos parecemos? - ella siguió
insistiendo.
¾
No
sabría decirlo con exactitud- comente sin poder ya carburar mis respuestas.
¾
Supongo
que yo soy más bonita – se dio aire de grandeza.
¾
No
lo creo - la embriaguez estaba cegándome- al voltear a ver su mano, me percate
que tenía un anillo de compromiso - ¿y eso?- voltee a verla.
¾
Hace
diez días me case - su apariencia jovial se tornó un poco melancólica – pero me
han notificado que mi esposo acaba de morir con gran honor – ella intentaba
consolarse ante ello.
¾
Patrañas,
todo eso son patrañas, de que sirve morir en guerra si al final siguen siendo
todos desdichados – comencé a reír.
¾
Sabe
usted ahora si le acepto la copa anteriormente ofrecida – sonrió con un deje de
tristeza.
Ambos
comenzamos a beber como si el mundo se acabará mañana, ese día no regrese a
casa. Entre jadeos ardientes, ella estaba encima de un borracho quien no estaba
tan consiente, ese borracho era yo. Ambos hundidos en el alcohol buscábamos
alivianar nuestro dolor y entre las acaricias que profanaban nuestro cuerpos
buscaban acompañarse en una soledad dolorosa que buscaba la aprobación de los
demás.
Dos
personas sin valor en sí mismos, una mujer que buscaba aun a su marido, un
hombre que no podía más que pensar lo desgraciado que era que ya no podía ni
siquiera voltear a ver a su esposa, habíamos pecados, ambos nos engañábamos, yo
solo buscaba la sonrisa de aquella esposa que me decía "no te preocupes
saldremos de esta" cuando al final nos hundíamos en una miseria.
Las
mujeres eran tan conformistas que aceptaban a un hombre tan desdichado como su
acompañante, intentaban empujarlo más nunca dejarlo, buscaban solucionar los
problemas que eran imposibles de reparar. Mujeres que sonreían con avidez ante
un mundo que simplemente les demostraba lo inútil que era intentar llegar a la
felicidad.
Mujeres
desdichadas buscando el acompañamiento de un hombre para no sentirse solas aun
siendo que esto signifique rebajarse a una simple prostituta. Mujeres que
buscaban siempre la dignidad pero se conformaban con un esposo al cual amar aun
si este era un desgraciado vividor, para ellas solo quedaba callarse y mostrarles
su mejor parte. Si, las mujeres siempre caían en la resignación de lo que el
mundo les deparaba con una sonrisa en el rostro como si no les importase.
Al día
siguiente estaba una bella mujer a mi lado, era mucho más joven que mi esposa y
físicamente podría decirse que era hermosa, pero aun así al verla, aunque no
tuviera parecido visible me daba la misma sensación de estar con Michiko, tal
vez el hecho de ser tan conformista que aceptaba dormir a lado de un hombre
como yo.
Era
imposible regresar a casa después de traicionar a mi verdadera esposa, a mis
hijos, a la familia que había formado con tanto esfuerzo. Ambas tenían
similitudes indudables, no solo su resignación al mundo, sino el simple hecho
de que podían dormir a lado de alguien como yo y que ambas vivían una desdicha
sin igual, su única diferencia sería que Michiko seguía queriendo vivir, en
cambio esta mujer solo buscaba un momento para irse al infierno al igual que
yo.
Aun
viviendo un tiempo con Tomie, ella jamás se quitaba aquel anillo, lo cual me
hacía pensar que realmente seguía amando a su difunto marido. Al igual que yo
quien jamás me quitaba el mío, aun siendo que mi esposa seguía viva, pero le
había defraudo en lo absoluto.
Había
escrito unas cuantas novelas, las cuales buscaba un título literario, pensaba
que quizás así podía regresar con mi familia después del engaño efectuado. Si
deseaba regresar con ellos, Tomie lo sabía, ella lo comprendía.
¾
Y
si morimos juntos - fue lo que Tomie dijo al voltear hacia la ventana.
Ella
sabía la desdicha que había vivido, todos mis errores, los cuales no habían
acierto alguno. Sabía por qué buscaba con mayor insistencia aquel premio de
literatura, sabía que si lo hacía ganaría cierta cantidad de dinero, lo
mandaría a mi familia y regresaría con ellos dejándola sola a ella, sabía cuál
era mi verdadero deseo.
¾
Al
final todos olvidaran tus obras, jamás ganaras el premio tan deseado - se
destapo dejando ver su torso desnudo.
¾
Quizás
tengas razón, estas bazofias – fui interrumpido.
¾
Ven
a la cama por favor – aquella mujer era demasiado seductora.
¾
¿Cómo
deseas morir? – pregunte sin mirarle al rostro.
¾
Atados
en un hilo rojo, eso sería lo más romántico - rió ante ello.
¾
¿Y
si lo hacemos así? – voltee a verle.
¾
Pero
tú sigues amando a tu esposa – ella contesto con tristeza.
¾
Y
tú a tu esposo – cerré los ojos para dormir.
¾
¿A
caso celoso? - ella comenzó a juguetear con su dedo en mi mejilla.
¾
Para
nada – dije a secas.
¾
Has
sido tan desdichado, tú mismo me lo has contado- ella se volvió a acomodar a mi
lado.
¾
Bien
lo has dicho, no sería la primera vez que intento llamar a la puerta de la
muerte – sonreí levemente– pero aún tengo una familia y no deseo lastimarles-
di un largo suspiro.
¾
Lo
has hecho, los has dejado por mí, qué más da- ella sonaba furiosa.
¾
Tienes
razón, es mejor terminar por completo con esta falacia y – callé, pensaba que
lo mejor era que mi esposa me odiase y mis hijos me olvidase, pues era tan
indigno de ellos, que al final si terminaba por rematar el poco amor que le
quedaba a mi esposa quien esperaba a mi regreso como magdalena, terminara con
una muerte que ella aborreciera tanto que terminaría alegrándose de que por fin
me haya ido de este mundo – no es nada- comencé a dormitar.
Ya
estaba todo dicho y ante una gran tormenta, ambos nos quitamos los zapatos,
amarramos un hijo rojo en nuestros meñiques. Nos quitamos los anillos de
compromiso aventándolos al rio esperando que el tiempo hiciera alejar nuestro
tormentoso pasado. La falacia estaba impuesta, estaba seguro que mientras
amarraba mi dedo Tomie pensaba en su difunto esposo esperando volver a verlo
más allá de la muerte, en cambio yo solo podía ver aquella mujer que me había
otorgado una felicidad momentánea, a quien aún amaba y había defraudado,
esperando que este preludio provocará un odio hacia mi persona olvidándose de
mi completamente. Ambos no lanzamos al agua dejando atrás el dolor provocado al
ser indignos de vivir en este mundo para quienes ya eran fuertes.
NOTA:
Quiero dejar en claro que la historia es ficción,
aunque tiene elementos de su vida real, no significa que sea cierto lo que
viene escrito aquí, así que de antemano menciono esto para que tengan en cuenta
que es un Fanfic inventado por mi y no sobre la verdadera vida del escritor.
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